Lo más famoso de este templo no es la iglesia en sí misma, sino la cripta adyacente, decorada con los huesos de más de 4.000 monjes.
Algunos esqueletos enteros, ataviados con sus túnicas franciscanas, descansan en dramáticas posiciones, como si se tratase de estatuas decorativas en una tétrica catedral.
Alrededor de tan siniestras figuras, se muestran sobre los muros motivos decorativos como espirales de pelvis, pedestales de cráneos humanos.
Esta singular obra de arte está compuesta por un pasillo de 40 metros de largo y seis compartimentos abovedados.
Se estima que la Cripta de los Capuchinos de Roma contiene los restos mortales de unos 4.000 monjes fallecidos entre 1528 y 1870.

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